Revolviendo estantes para comprar un libro a Ivank, tarea encomendada que acepté con honores, porque Ivank es un tipo "dificil" y yo una obse de los libros, encontré algunas re-ediciones muy bonitas de los libros que leía en mi infancia.
Recuerdo como si hubiera sido ayer el primer libro que leí. Tenía 8 años y era asidua lectora de historietas y cuentos más o menos breves, pero nunca me había atrevido a un libro, tampoco nunca nadie me había dado un libro para leer. Estaba yo visitando a mis abuelos en Escobar, provincia de Buenos Aires, y los había acompañado a una parroquia en Matheu donde mis abuelos colabaran o algo así. Mi abuela estaba ayudando a clasificar ropa usada (qué hacía mi abuela diva ahí??), en un depósito de Caritas y yo me puse a investigar un estante con libros usados, quizás también haya sido material de Caritas. De pronto se acerca una mujer (ignoro su nombre y su cara) y me entrega una edición desvencijada y sin tapas de "Corazón" de Edmundo d'Amicis (
interesante "crítica" del libro, jaja, pobrecita yo, mi primer libro fue "Corazón") libro que devoré en algunos días, para asombro de los adultos que repetían "tiene 8 añitos nada más" (eso es mucho o poco para leer un libro? los chicos de hoy a que edad empiezan a leer libros? pregunto porque fui hija primigenia, nieta primigenia, me festejaron hasta la primer caquita, y lo mal que hicieron).
Sin esperar demasiado me fueron entregando otros títulos más o menos acordes para la edad:
Mujercitas,
Hombrecitos,
Tom Sawyer,
Oliver Twist (ahora ví que está la película),
HuckleBerry Finn,
Cuentos de Navidad de Dickens (Homero descubrió la película de Bill Murray que pasan toooodas las malditas navidades esta última navidad, uf), (¡por dios, descubro que es un bajón leer todo esto! ¿estás cosas habrán contribuído a armar mi estructura psíquica? un psicólogo por aquí, por favor!). La frutilla del postre suicida infantil se la lleva José Mauro de Vasconcelos, con esos libros lacrimógenos tipo "
Velero de cristal" (ah, cómo lloré con ese libro, es más fue la 1º vez que lloré frente a un libro, ahora leo Girondo y me emociono bastanta, pero ese es otro tema), luego el infantable "
Mi planta de naranja lima", y uno que zafa (recuerdo) que se llamaba "
El palacio japonés". Ahora me doy cuenta de que es un bajón leer todo esto, claro, pobre Madame Bovary como no va a andar desolada por la vida, ella sufrida, ella víctima, ella inconforme...
Lo que sí estuvo muy bueno, y es una de las cosas que más añoro de mi niñez (puaj, revulsiva frase) es la colección "
Fabulandia" de editorial Codex del año 1963 que era de mi madre y que me "legó" hasta que le agarró la locura inquisidora y revoleó todos los libros, incluída la colección Capítulo, de CEAL. (Los libros se salvaron de la dictadura pero no de ella!). Fabulandia tenía todos los clásicos de la literatura infantil universal: Alicia en el país de las maravillas, Hansel y Gretel, El gato con botas, fábulas de todo tipo, etc. etc. inclusive muchos cuentos medievales fantásticos. La colección Fabulandia no existe en Internet, solo por algunos pedidos desgarradores (
uno,
dos) de gente que quieren comprarla (en vano). Solo se consiguieron
5 fascículos en De Remate, pero ya fueron vendidos. Lo que más recuerdo eran las ilustraciones a todo color, con las hadas y su vapores, las princesas cautivas, los animales parlantes, las guardas con flores y el grueso papel perfumado del cuero blanco de las tapas. Una delicia de la niñez, sin dudas. (
si alguien revuelve y encuentra, avisen por favor!) (ya encontré, en
otra oportunidad, a la
vaquita de Cotar, por qué no puedo encontrar algunos fascículos de Fabulandia?) (Ahí está de nuevo la señorita sin memoria reconstruyendo su feliz niñez...)
Bueno, todas estas lecturas estuvieron amenizadas por Elsa Borneman, Poldy Bird (puaj, puaj), Alma Maritano (Vaqueros y trenzas, El visitante, En el sur, me acuerdo la seguidilla), entre otros.
Bueno, la historia lecturil sigue, por suerte, creo que fue mejorando un poco, salvo la parte en mi adolescencia en que devoré a Stephen King y otras malas compañías. Pero eso para otro día u otra vida, porque ya me cansé de escribir sobre esto.
(interesante pregunta me hicieron hace poco: "Cómo se lee a una chica como vos?" a lo que respondo desde acá: "así no, por favor") (Emma, otra vez te escapaste? andá para adentro, te digo!) (HisterUpload de último momento: se consiguen versiones de Sauria traducidas al braile!) (mierda que se escapa! a la cucha, le digo!)
Etiquetas: artes, barrio, bovarismo, literatura, saudades