yendo los saurios

lunes, 26 de noviembre de 2007

necrológica

por Gen71

Sin lugar a dudas, me hubiera gustado que mis primeras palabras en este blog se correspondieran a una cordial invitación de la dueña de casa, y no a la necesidad de hablar de ella en estas circunstancias.
Muchos de ustedes (familiares, amigos, amantes, acreedores) ya estarán al tanto de la triste noticia que hoy nos reúne en este espacio.
Sauria, la brillante y subyugante autora de este blog, ya no está entre nosotros.
Estem… no me refiero a que no está entre nosotros porque se fué del país… sino a que Sauria pasó a mejor vida.
No! no es que pegó un protagónico en un culebrón Venezolano!
Que se murió! Estiró la pata, cagó fuego, patapúfete… quedó claro?

Retomemos.
El lamentable suceso que hoy nos ha dejado sin "su querida presencia" aconteció en un trágico accidente de avión; en medio de una tormenta tropical, que se la llevó para siempre de la forma en la que todos la conocíamos y la disfrutábamos.
No queda mucho para agregar al respecto, mas que decir que esta increíble mujer, murió como vivió.
Murió como una diva.
Como no podía ser de otra forma, como lo hacen las estrellas, nuestra adorada actriz malabarista se volatilizó en el cielo.
Nos deja entonces su impronta de triunfo; aquella que pudimos ver fulgurar cuando subía al avión en Ezeiza, despidiéndose de sus admiradores con su luminosa sonrisa, su vestido dorado y su peluca platinada.
Solo agitando la mano suavemente como la Evita de Madonna, para luego voltear con su elegancia característica y desdibujarse por la puerta de ingreso al poderoso Boeing que la alejaría para siempre de nuestro lado.
Sauria perfeccionó el axioma de la fama eterna de "vive rápido y deja un hermoso cadáver".
No hay cuerpo damas y caballeros.
Las divas no dejan restos, simplemente se evaporan en el aire, dejando en nuestras retinas solo el brillo, esa estela que alimentará su permanente recuerdo.

Ella no podía permitirse otro final.
Nunca hubiera agonizado en una cama de una enfermedad terminal, para que un familiar o amigo inescrupuloso la fotografiara y vendiera su decadente imagen a cambio de unos ticket canasta.
Mucho menos hubiera muerto de un resbalón en la bañera, para ser encontrada despatarrada boca abajo, miedio cuerpo afuera y con el culo a medio enjabonar.
Tampoco hubiera podido terminar sus días bajo las ruedas de un 146 al que no registró al cruzar porque iba con el MP4 a todo volúmen; dejando un triste espectáculo de fracturas expuestas y hundimiento de cráneo.
Nada de eso entonces.
Solo el fulgor de una estrella que se apaga repentinamente en el cielo.

Vamos a extrañarte Sauria.
Claro que si.
Y si hay un destino al que arriban las estrellas, le enviaría un mensaje a Marilyn para que se corra y te vaya cediendo el lugar.

Y volviendo a la cruda cotidianeidad, y dado que existen compromisos contraactuales con los auspiciantes de este blog hasta el mes de Marzo, a partir de la próxima semana comenzaré a subir material haciéndome pasar por una jóven de 17 años, que volcará en este espacio todas sus fantasías sexuales, las cuales graficaré con fotos rapiñadas de internet.
Es triste pero es lo único que los auspiciantes aceptan como posible reemplazo.
Aqui nos veremos entonces.

PD: Nadie sabe el PIN de la Banelco de Sauria?



(Es el fin
de una comedia americana
un jardín, dos que se aman,
música para violín
luz de gas, el cielo es tan azul pintado,
la ciudad un decorado: vidrio, cartón y aserrín.
Ya se, dirán, es ilusión
es como el primer amor.
Hollywood está desierta, tengo que volver al sol.
Quién querrá tu corazón de marquesina,
tu vejez, estrella en ruinas, rubia paseando en Rolls Royce.
Es el fin,
del infinito en cinerama
es el fin
de este programa,
tiempo de meditación.
Adios, adios
París, New York.
Ves la tierra en que naciste, sos vos
tus peliculas no existen, adios.
Canción de Hollywood, Serú Girán)

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miércoles, 21 de noviembre de 2007

un paseo por el Caribe

merecido descanso tras horas de filmación, set, tablas, maquillajes e impúdicas charlas tras bambalinas. Que se sepa amigos: ¡¡estoy en el Caribe!!
Pasen y vean...


Eso, para que sepan, es un Cayo en el Parque Nacional Morrocoy.


(las olas y el viento, sucundún, sucundún, y el frio ¿? del mar!!!)
Nada de frío, ni olas, ni viento!! las arenas blancas, el agua azulverdeturquesaverde, el clima cálido increíble! nada de piel de gallina!!


esteeee... bué... qué les puedo decir... ah que no me creen que se ve asi? que piensan que todo en el mundo es el photoshop? No, amigos, aca no hay ningún truco!!!


no, gente, es un garrón que no haya ni mate ni tereré! así no se puede!!

Un regalito: el paseo relatado (bobeando y balbuceando, como siempre que hablo), y de fondo el ruidito de las olas caracolas.

(aaahhh... los carcome la envidia, lo sé!! No me odien por ser tan beia!!)

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Estamos en Santa Ana de Coro, luego de varios días de intenso trabajo. En Rosario, el Guillo (que es venetucumano) me había pasado la data de las playas de Chichiriviche, en el Parque Nacional Morrocoy, a unos pocos kilómetros de Coro. No me costó demasiado convencer a los amigos, luego de un paseo virtual por internet. Mary, nuestra anfitriona venezolana se encargó de reservar en una posada del lugar y allí fuimos. Y luego de un viaje en lancha ¡por mar abierto! (se te frunce, se los aseguro!) llegamos a los Cayos. Visitamos varios, los mejores de ellos: Cayo Sombrero, que es de donde provienen estas imagénes, y Cayo Los Juanes, que está bajo las aguas, entonces es como estar en el medio del mar pero haciendo pie. En Cayo Los Juanes con unas buenas antiparras y un snorkel, podes ver en tus pies decenas de estrellas de mar e hipocampos.
Y yo estoy en el Caribe, amigos, absorbiendo cada gota de surreal trópico. Y estoy con mis amigos, en la playa, en la luna...


Para Jimmy, Marisol, Mary, Sergio y Leonardo!

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miércoles, 14 de noviembre de 2007

eres beeeio Luis Fernando!

Qué les puedo decir de los chamos venezolanos? las pieles morenas del sol, la sonrisa radiante, el movimiento ondulante de sus caderas al compás de la salsa, y a pesar de mi insistencia en "oh, no, por favor, no sé bailar" ellos no se echan pa' atrás: "ió la ievo, señorita, usted déjese nomás..." y efectivamente te enlazan de la cintura y te llevan al ritmo picante del baile. Hasta el más arisco de los muchachos no duda en desplegar sus dotes bailarinas cuando la música empieza a sonar. Y te aprietan y te sueltan y te giran en las noches calientes del trópico, entre trago y trago, entre un bocado de fruta exótica y la brisa del mar que sopla levantando las faldas. Los hombres venezolanos son amables, caballeros, "deje señorita, io la ievo de la mano, una chama tan linda no tiene que caminar solita", "se siente a gusto, señorita? quiere tomar un poco de aire en el malecón?" y una no puede resistirse a los encantos de esos brazos dorados, de esos pies ligeros, de esas bocas frutadas de guayaba y tamarindo.
La salsa y el sentido del humor son las mejores armas de seducción de los venezolanos, la pista de baile es la arena de batallas y triunfos, el amparo de las palmeras y el rumor de las olas son la escenografía perfecta para las películas de amor caribeño. Y yo fui a filmar, amigos, una telenovela, una película, una road movie, un cortometraje, un documental. Y estoy acertada en mi salsa, en estas vainas venezolanas que son tan maravillosas!

Como una suerte de determinismo geográfico y musical, podemos decir que la personalidad de los habitantes del Caribe está formada por estos calores y vapores tropicales y la alegría y felicidad de estos bailes contoneantes hasta el amanecer a la luz de las estrellas. Y, sin dudas, los argentinos no tenemos nada que hacer allí: irremediablemente somos hijos del melancólico tango.
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En el Café de Andrés, suerte de Tasca y salón de bailes, las parejas no dejan de sacar chispas al suelo. Estamos con amigos bebiendo Polar Ice, y hablando de la revolución latinoamericana. Hay un compañero cubano que no se cansa de decir: "me la ievo pa' Cuba, a vivir como cubana" mientras yo sigo hablando de Martí revolucionario y Carpentier barroco. Después empieza el reggaeton, y ahí sí me levanto de la silla y me animo a unos pasos rítmicos.

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martes, 6 de noviembre de 2007

en la meca...

... de la novela latinoamericana!! Heme aquí!!
Qué les puedo decir, amigos, de lo feliz que soy en Venezuela, en la meca, centro estratégico y cultural del dramatismo caribeño, lugar de naturaleza cálida a 40 grados, lleno de salsa, contoneos, bailes, arenas y frutas exóticas... aquí, amigos, aquí todas somos actrices...

Qué les puedo decir de las hermosas mujeres venezolanas, como no las hay en ningún otro lado del mundo, siempre prestas a entrar en escena, con sus horas de peluquería, con las uñas largas y decoradas, con el maquillaje para cada hora del día, con sus zapatos de tacón, con sus escotes pronunciados, los dorados hombros al aire, la sonrisa a flor de labios. "A su orden", responden ante cada "gracias", cuidan cada detalle de cortesía y amabilidad, son elegantes, seductoras, alegres, encantadoras...

Amigos, sin dudas, he llegado al lugar acertado para seguir aprendiendo, perfeccionando mis dotes artísticas, mi femeneidad, mi dramatismo. Los dejo, entro en escena de nuevo. He equivocado el lugar donde nacer, qué mala jugada del destino, Fernando Julián... Me voy. Portazo. Estela de perfume. Fin de la escena.



Ah, los hombres no las merecen!! Todos ellos se parecen a Hugo Chávez, snif...

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