¡¡pero si estás igual!!
Eso me dijeron anoche varias veces, en el reencuentro con los compañeros de la primaria, los más o menos rescatados y sobrevivientes compañeros de la primaria que pudimos rastrear...
"Pero si estás igual!" y yo: "gracias, gracias" como si no se notaran los 10 o 12 kg de más que tiene esta mujer de 30 frente a aquella niña de 13 que terminaba 7mo. grado hace ¡¡17 años, la puta madre que los parió!! ¡17 años! "Mamita, los kg. de más te hacen más sabrosota" me decía Fran que no sé si por las copas de más o los humos de más estaba particularmente cariñoso, luego de confesar su amor por mí desde 6to. grado (la pequeña sauria ya rompía corazones con la destreza de trepar árboles y cascotear palomas, se ve...)
También estaban Flopy y Silvana, compañeras de banco, compañeras de lugar en la mesa, extrañando no sé qué perro u oso de peluche que antaño sentaban en el pupitre para custodiar las jovis y las gomas con formas de dinosaurio (mientras yo, Rita la salvaje, me trepaba a los árboles, insisto...)
En otro rincón, Daniela y Ayelén, ambas hicieron también la secundaria conmigo. Con Ayelén hay temas que, gracias a dios, no pueden evitarse "pero si estamos iguales de turras que siempre!" Y sí, algunas cosas mejoran ¡y mucho! con los años, qué bueno poder seguir creciendo, aprendiendo, comparando (chicos boquiabiertas lenguafueras, porque aunque no nos oían, por ahí se nos escapaban algunos gestos más o menos explícitos, jeje...)
Y los chicos: Martin que ya no tiene el corte palangana-Carlitos Balá, ahora es un pibe re lindo y me parece que en muchos sentidos, estaba también el Titi igualito que siempre, increible ese niño, niñito, si nos habremos cascoteado con el Titi a la salida de la escuela, niñito que ahora luce anillo de casado, y estaba Cristian, con el mismo jopo, con la misma risa y estaba Victor, el chico que me perseguía para que le diera un beso y una vez le di uno, creo que fue en 5to. grado, con escasos 10 añitos y rogando besos de las chicas miralo vos, y también estaba Sebastián que más vale perderlo que encontrarlo, el chico peleador de la cuadra que ahora se dedica a impartir clases de no sé qué arte marcial que dice conectarlo con la armonía cósmica nosecuánto pero sigo sin creerle (sí, sí, tuvimos algunos problemitas con el pibe...)
Y la verdad, a pesar de haber jurado y rejurado no asistir más a estos nefastos encuentros (quién tiene mejor laburo, quién engordó, quién enflaqueció, quién tomo más sol, quién gana más, quién es más feliz?) anoche luego de 3 o 4 copas la pasé muy lindo, hubo mucho menos histeria que otras veces (el tiempo pasa, nos vamos des-histerizando) y el resto no me acuerdo, pero de todas maneras, ¡gracias! amigos, hermanos, por ponerme en un taxi y rumbearme para casa sana y salva! los amo! Aguante la Victor Mercante, escuela pública del barrio Saladillo!
(las fotos se las debo para cuando llegue a casa) (donde quedaba mi casa?)
"Pero si estás igual!" y yo: "gracias, gracias" como si no se notaran los 10 o 12 kg de más que tiene esta mujer de 30 frente a aquella niña de 13 que terminaba 7mo. grado hace ¡¡17 años, la puta madre que los parió!! ¡17 años! "Mamita, los kg. de más te hacen más sabrosota" me decía Fran que no sé si por las copas de más o los humos de más estaba particularmente cariñoso, luego de confesar su amor por mí desde 6to. grado (la pequeña sauria ya rompía corazones con la destreza de trepar árboles y cascotear palomas, se ve...)
También estaban Flopy y Silvana, compañeras de banco, compañeras de lugar en la mesa, extrañando no sé qué perro u oso de peluche que antaño sentaban en el pupitre para custodiar las jovis y las gomas con formas de dinosaurio (mientras yo, Rita la salvaje, me trepaba a los árboles, insisto...)
En otro rincón, Daniela y Ayelén, ambas hicieron también la secundaria conmigo. Con Ayelén hay temas que, gracias a dios, no pueden evitarse "pero si estamos iguales de turras que siempre!" Y sí, algunas cosas mejoran ¡y mucho! con los años, qué bueno poder seguir creciendo, aprendiendo, comparando (chicos boquiabiertas lenguafueras, porque aunque no nos oían, por ahí se nos escapaban algunos gestos más o menos explícitos, jeje...)
Y los chicos: Martin que ya no tiene el corte palangana-Carlitos Balá, ahora es un pibe re lindo y me parece que en muchos sentidos, estaba también el Titi igualito que siempre, increible ese niño, niñito, si nos habremos cascoteado con el Titi a la salida de la escuela, niñito que ahora luce anillo de casado, y estaba Cristian, con el mismo jopo, con la misma risa y estaba Victor, el chico que me perseguía para que le diera un beso y una vez le di uno, creo que fue en 5to. grado, con escasos 10 añitos y rogando besos de las chicas miralo vos, y también estaba Sebastián que más vale perderlo que encontrarlo, el chico peleador de la cuadra que ahora se dedica a impartir clases de no sé qué arte marcial que dice conectarlo con la armonía cósmica nosecuánto pero sigo sin creerle (sí, sí, tuvimos algunos problemitas con el pibe...)
Y la verdad, a pesar de haber jurado y rejurado no asistir más a estos nefastos encuentros (quién tiene mejor laburo, quién engordó, quién enflaqueció, quién tomo más sol, quién gana más, quién es más feliz?) anoche luego de 3 o 4 copas la pasé muy lindo, hubo mucho menos histeria que otras veces (el tiempo pasa, nos vamos des-histerizando) y el resto no me acuerdo, pero de todas maneras, ¡gracias! amigos, hermanos, por ponerme en un taxi y rumbearme para casa sana y salva! los amo! Aguante la Victor Mercante, escuela pública del barrio Saladillo!
(las fotos se las debo para cuando llegue a casa) (donde quedaba mi casa?)
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