Sauria, sus temores
En las generaciones actuales, ya se sabe, es muy común la diversificación de imágenes violentas y escatologismos salvajes. Alguien que transita su adolescencia y su incipiente adultez (como yo) ha absorvido más escenas sanguinarias y tenebrosas que toda una generación junta hace algunos años atrás.
Películas de terror hollywoodenses que azotan los sueños infantiles, realitys documentales sobre casas embrujadas y posesiones diabólicas, los pozos lindantes con otras dimensiones extraplanetarias de José de Zer, más reciente aún: las caras pálidas que asoman negros ojos perrunos entre larguísimos cabellos sucios de las películas japonesas.
Y mas aún: las mutilaciones bélicas en Oriente, los soldados ensangrentados sonriendo a la cámara, los montículos de cuerpos desmembrados, estallados en fosas comunes, y más aún: las picanas escalofriantes, la multiplicación de celdas frías y húmedas, las violaciones, los dolores, los gritos afónicos silenciados.
Hay más: personas golpéandose en las canchas de futbol, la policía reprimiendo manifestantes, gases y balas emplomadas de goma, víctimas del gatillo facil y más: obreros encerrados en tétricas fábricas, incendiados y explotados, y más: el show de Herodes que se repite una vez más en los barrios de tierra y chapa, en las filas de los comedores comunitarios.
Hoy me levanté particularmente sensible, y me pregunto: ¿hasta cuándo tendremos que convivir con todo esto?
Películas de terror hollywoodenses que azotan los sueños infantiles, realitys documentales sobre casas embrujadas y posesiones diabólicas, los pozos lindantes con otras dimensiones extraplanetarias de José de Zer, más reciente aún: las caras pálidas que asoman negros ojos perrunos entre larguísimos cabellos sucios de las películas japonesas.
Y mas aún: las mutilaciones bélicas en Oriente, los soldados ensangrentados sonriendo a la cámara, los montículos de cuerpos desmembrados, estallados en fosas comunes, y más aún: las picanas escalofriantes, la multiplicación de celdas frías y húmedas, las violaciones, los dolores, los gritos afónicos silenciados.
Hay más: personas golpéandose en las canchas de futbol, la policía reprimiendo manifestantes, gases y balas emplomadas de goma, víctimas del gatillo facil y más: obreros encerrados en tétricas fábricas, incendiados y explotados, y más: el show de Herodes que se repite una vez más en los barrios de tierra y chapa, en las filas de los comedores comunitarios.
Hoy me levanté particularmente sensible, y me pregunto: ¿hasta cuándo tendremos que convivir con todo esto?
Etiquetas: monólogos
2 Comentarios:
A la/s 10/18/2006 10:52 p. m., Anónimo dijo...
Y si, a mí también me pasa que tengo días así de optimismo total donde veo todo color de rosa.
A la/s 10/19/2006 9:35 a. m., sauria es una mutante! dijo...
sí, sí, Monuz, también se me vino a la cabeza tu post sobre los empalamientos medievales y todo lo que sabe el pequeño Pollosan al respecto
http://www.monuz.com.ar/?p=595
hay demasiada información/basura dando vueltas! snif...
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