yendo los saurios

lunes, 9 de octubre de 2006

lunes kinético

Luego de un fin de semana con fiestas, bailes, tragos y/u otros excesos (1) (y todos sus derivados, los llamados "daños colaterales": resaca, patas hinchadas, pesadez, garganta reseca del humo, etc, etc.) sería lógico pensar en un lunes arrastrándose por el piso, y reptando por las paredes hasta llegar a un vaso de hepatalgina (o cianuro) pero no, he aquí que no. Nomás para llevar la contra, me levanté a las 7 y media de la mañana de un salto de la cama, ante la mirada atónita de la Mini que dormía entre mis piernas hecha un bollito gatuno. Hice la leche, lavé tasas y vasos, le di de comer a la gata, le dejé a Homero las instrucciones pertinentes a la recepción "algo" que trae Fran a domicilio, me cambié, revolví apenas si 2 minutos (estaba dispuesta a perder tantas horas como fuera necesario) y ¡lo encontré! Encontré el puto papel que había estado buscando toda la semana pasada, por el cual revolví todo mi laburo y más, para la desesperación mía y de mis compañeros ya que se trataba de un papel único e irrepetible en su especie, con datos relevantes y ultrasecretos y que se me había dado en custodia recomendada ("en algun lado tiene que estar, mi caos es controlable" o al menos siempre lo fue, y espero que nunca haya una excepción, snif). Ya con el papel encontrado, zafé el día. Ya está, ya me había ganado el pancho y la coca de la jornada, ya no me importó irme a las 8:30 sabiendo que regresaré a las 20:30 con el hocico partido y famélica a casa (y que encima me encontraré con Homero)

En el colectivo a mi primer trabajo del día me fui escuchando en el pendrive que me prestó Homero, la banda de sonido de Underground, de Goran Bregovic y Emir Kusturica, y tuve una maravillosa revelación: toda la gente en la calle, camina o espera el colectivo o conduce o hace ademanes y gestos al ritmo de esa música. Un perro se rasca la panza al son de las trompetas. Un taxista putea a un conductor al son de saxos, el colectivo sin amortiguadores salta y me bambolea al ritmo de los tambores. Pasen y hagan la prueba:


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No sé por qué extraño sentido de mi desorientación espacio-temporal, los días lunes son muy productivos para mí. El bajón viene el martes, que quedo de cama, y así en continuo degradadamiento y decadencia, hasta llegar apaleada al viernes a la noche, snif...


(1) sigo adeudando posts, la verdad que las 3 fiestas del fin de semana merecen mención especial. A la autora de este blog se le secan los dedos (en realidad, se le seca el cerebro y culpa a sus dedos, jeje)

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