yendo los saurios

martes, 10 de octubre de 2006

como un caballo

Llego ayer a la noche a casa, abro la puerta, y Homero, extrañamente seriecito como pocas veces, me dice: "Así que andás en un chanchuyo. Lo sé todo. Desembuchá, dale". Glup, glup de vuelta. "Ehhhh..." "Hablá, no te hagás la chancha renga, hablá te digo..." "Ehhhhh..." y ya sin salida, digo: "pero qué buchona esa mina, che!". Punto para Homero.
Tratando de no rendirme facilmente, arremeto en plan de "soy una negociadora muy astuta", le propongo una tregua: oración por oración. Yo le digo una, él me dice otra sobre lo que sabe... Cinco puntos más para Homero.
Comienzo: "Já, ya sé, hablaste con Fernando, qué buchón, qué forro..." 25 puntos más caen en las manitos homéricas.
Él sigue, no necesitaba demasiado para atraparme: "Así es, Fernando estaba muy enojado con vos por lo que le contó... Silvana". Y yo: "maldita perra, qué pedazo de buchona!" Homero, bonus track y 10 vueltas gratis.
Pero no contenta, prosigo: "Pero ese Fernando no sé qué tiene que decir, si él es un sorete, un forro a la enésima potencia". Homero patea la máquina tragamonedas y comienzan a caer millones de puntos dorados. Se espanta un poco, lo veo, lo presiento...
"Dejá, no me cuentes más nada, no quiero saber más detalles. Hay algo nuevo que yo no sepa?" y yo: glup, glup, glup... "No, bichito mi amooorrr, mi dulce amor, hermosa criatura de la pradera... mi osito rucucú, mi gordito perfumado" Y él: "Bué.... qué comemos esta noche...?"
Clinck, caja. Aplausos del público, ovación, la ola humana. Homero hoy se hizo millonario.

Etiquetas: ,

8 Comentarios:

Publicar un comentario

Suscribirse a Comentarios de la entrada [Atom]

<< Página Principal