sueños
(la fiebre de un sábado azul y un domingo sin tristezas, esquivas a tu corazón y destrozas tu cabeza...)
Mi viernes 3:30 AM me despertó con un ataque de angustia infinito, clavado en el medio del esternón y tirando para el cardíaco lado izquierdo, como hacia rato no me pasaba. Prendí la tele, entre la inmensidad de mi mar mareado laberíntico y mi pequeñez atómica angustia con-centrada del pecho, y luego me volví a dormir escuchando las lejanas voces extranjeras de alguna mala sitcom trasnochada.
En mi viernes 3:30 AM me estaba soñando sin pies, como cuando era chiquita en la casa de calle Anchorena y me horrorizaba al ver zapatos en el dormitorio, pies sin dueños creía, zapatos que mi madre se encargabada de guardar ante mi angustia incontenible. Mi primer recuerdo de angustia infantil, de pronto, no sé por qué...
(nada que ver con el final de la conocida canción)
(de cómo me convertí en algo tan oscuro y laberíntico)
(de cómo me siento muerta de sueños sin entender por qué)
(de cómo espero el amanecer mirando por la ventana de mi cama los viernes 3:30 AM)
(de cómo este discurso-blog se vuelve insoportable)
Mi viernes 3:30 AM me despertó con un ataque de angustia infinito, clavado en el medio del esternón y tirando para el cardíaco lado izquierdo, como hacia rato no me pasaba. Prendí la tele, entre la inmensidad de mi mar mareado laberíntico y mi pequeñez atómica angustia con-centrada del pecho, y luego me volví a dormir escuchando las lejanas voces extranjeras de alguna mala sitcom trasnochada.
En mi viernes 3:30 AM me estaba soñando sin pies, como cuando era chiquita en la casa de calle Anchorena y me horrorizaba al ver zapatos en el dormitorio, pies sin dueños creía, zapatos que mi madre se encargabada de guardar ante mi angustia incontenible. Mi primer recuerdo de angustia infantil, de pronto, no sé por qué...
(nada que ver con el final de la conocida canción)
(de cómo me convertí en algo tan oscuro y laberíntico)
(de cómo me siento muerta de sueños sin entender por qué)
(de cómo espero el amanecer mirando por la ventana de mi cama los viernes 3:30 AM)
(de cómo este discurso-blog se vuelve insoportable)
Etiquetas: monólogos
1 Comentarios:
A la/s 4/03/2007 6:12 p. m., Javier dijo...
Nunca me soñé sin pies. Es raro.
Si me soñé sin tripas.
Es horrible.
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