las flores... los pajaritos...

Me enamoré, sí, me recontra enamoré. Iba yo en el colectivo y de pronto subió el pibito este con una cara de atorrante increíble, y me enamoré. El corazón casi se me salta del pecho y cuando el pibe pasó y me miró como al descuido, advertí que mi mandíbula estaba casi desencajada. Y me ruboricé. Qué mina pelotuda, habrá pensado el mocoso. La cuestión que se sentó casi al lado de mío, pero con un pasillo de por medio, así que yo fui todo el viaje relojeando al pendejo que era increible-maravillosamente hermoso. Y pensaba, cómo alguien puede ser tan lindo, y de pronto me dio bronca el pibe, porque seguramente condenará a una o varias mujeres al despecho. Condenará a la chica a estar vigilandolo a ver con quién anda, a quién saluda, con quién se habla, la pobre mina tendrá celos hasta de las hermanas. Pero a pesar de eso, la sensación más fuerte que me invadió fue: por qué!!? pooorrr queeeee??!! por qué no tendré 10 años y 10 kg menos!!? Con esas condiciones, ese mocoso de mierda no se me escapa, del colectivo no se me escapa.

Pero esto no empieza acá. Empezó hace unos días, también tuve un pico de enamoramiento el martes a la tarde, mientras hacía las veces de recepcionista-promotora de un importante evento de la empresa en la que trabajo (apoyada en un tablón anotaba los nombres de los compañeros y compañeras militantes que venían a una charla debate sobre medios de comunicación alternativos, somos bien hippones, he de admitirlo). La cuestión que entra un pibe por la puerta y también, fue amor a primera vista, otra vez el tema de la bocota abierta y babeando. Le digo al flaco: "Hola, me decís tu nombre", a lo que el pibe me respondió "Cómo no, Fulanito de tal" con una simpatía increíble y una sonrisa radiante, delantando que él estaba tan enamorado de mí como yo de él. Y me pregunta "Nada más?" a lo que respondo que no, que era todo, entonces el pibe bajó la mirada y yo lo sentí como una decepción de su parte, porque seguramente al tipo le hubiera gustado escuchar "sí, por favor dame tu teléfono porque muero de amor" porque la "química" se sintió en el aire, pero no, la tarada quedó ahí con los pajaritos en la cabeza, guardando la compostura...

Entonces pensaba: por qué el viejazo?! por que?! qué me está pasando, he perdido las agallas? No! pasa que estoy tratándome de resignar, poco a poco, al concubinato reñido, que por esas cosas de la sociedad y de la cultura, parece que ahora me está prohibido andar cafeteando con desconocidos y ni hablar de cines ni lugares oscuros. No es que antes lo haya estado haciendo, nooooooooo.... (Homero chuik chuik) pero antes estaba al menos la potencialidad, estaba en todo mi derecho de llamar por teléfono a viejos amigos y decir "nos encontramos en un café?" o bien "vamos a ver una peli?" pero ahora ni eso... Entonces pregunto porqué la concubinatez debe cohartarme en mi instinto buscador de cariño y amistades? Si un café, un paseíto, un viajecito de negocios no le hace daño a nadie? eeehh?

Y bueno, así, en esta disyuntiva me encuentra la "primavera cero", con todas estas cuestiones filosóficas y existenciales que me son obligadas a replantearme cuando yo no tengo ni cinco de ganas de andar perdiendo espacios ganados en buena ley. Qué tanto.