yendo los saurios

viernes, 1 de julio de 2005

el gran Orinoco

Hace unos días me dice un "alumno" (gente grande, che!): "permiso, voy al Orinoco", señalando con el índice la puerta del baño. Y allí se dirigió feliz a hacer sus necesidades.
Resulta que el perro de mi vecina Manuela ha tomado el frente de mi casa como un gran Orinoco, y cada vez que pasa nos deja enormes baldazos de canina incontinencia urinaria.
Y la verdad, para tratarse de un perro que sarnoso con la sola destreza de saber cruzar la calle, ha causado estragos en la vida familiar, a saber:
  • mi madre cayó en cama con una bronco-neumo-recontramil-nitis
  • mi hermana para no ser menos está en cama con principios de neumo-reputa-nitis.
  • mi viejo, ante desolador panorama, tuvo algunos picos de presión de 20 puntos, por momentos 18.
  • ambulancias y médicos entran en mi casa con asiduidad.
  • Agregemos ahora los desperfectos técnicos: con el auto de mi hermano ya nos quedamos 2 veces parados porque se le rompe no-sé-qué que está recién arreglado. Y en el momento en que logró poner el auto más o menos en marcha, un radar paparazzi le sacó una foto a su patente que circulaba a 80 km/h por una calle (el mamerto de mi hermano es graduado con honores en "El auto azul")
Pero bueno, hasta aquí todo bien, dirán mis queridos lectores, porque yo vengo saliendo ilesa. Pero no, el super power orín perruno me alcanzó de rebote. Si mi hermana está enferma, yo debo "cubrirla" en la feliz agencia de loterías, que por tratarse de fin de mes no vende ni para pagar el sánguche con la coca. En el trajín urinario, también una mañana se quedó muerta la máquina que pasa las apuestas, así que tuve que pedirle prestado al vecino mecánico el teléfono para llamar al servicio técnico, porque el puto celular (prestado por mi madre) se cortaba cada 39 segundos exactos. Más tarde, mientras atendía al reparador de la máquina me vino a visitar el inspector municipal que muy amablemente me hizo quitar una bandera de publicidad que colgaba de un arbol al frente del negocio. Luego de despedir a tales personajes, pensé "necesito un whisky" pero lo único que había en el boliche era té. Pongo la pava, enciendo el anafe y escucho "paaaaf! paaaf!". Menudo cagazo me pegué cuando la garrafa explosiva empezó a expelir gases recónditos que quedaban como último halo garrafil. Así que apagué todo, me cagué de hambre, de frío, de aburrimento, de sueño y me fui a jugar el 013 a la cabeza nacional nocturna. Por supuesto que, ungida hasta el cuello del líquido perril, no salió ni por remoto acercamiento mi número de la yeta.


Último momento: mientras venía para mi casa con este papelog en el bolso, acaban de robar en el colectivo 143 que transportaba mi meado cuerpecito. Perdón, gente, es culpa mía, lo siento...

5 Comentarios:

  • A la/s 7/02/2005 8:08 a. m., Blogger Unknown dijo...

    Doña Sauria:
    lamento encontrarnos en tan infaustos momentos.
    Ignoraba que la meada de perro fuera tan nefasta, es más, los perros por años me resultaron muy buena fuente de ingresos, cuando vender un perro ñato y con moñito en la cabecita y mirada irresistible me dejaba un margen pá el sánguche, la coca, la ortodoncia del nene y cositas así.
    Pero la comprendo, mire doña.
    En estos días se nos murió el bisabuelo - mi suegro - y mi suegra quedó con un coma diabético que casi se la lleva; mi madre tuvo cirugía de rodilla porque se cayó y se hizo puré la original, por lo que a mi padre le subió la presión a 22 (mi padre es de esos raros hombres que adoran su esposa aún luego de 60 años), y ando a las corridas entre provincia y provincia atendiendo como puedo a enfermos y cirujeados (debo decir que mi familia es numerosísima y bastante más que solidaria en estos casos) pero los viajes son la aventura ya que están repavimentando la ruta y es mitad habilitada y mitad no por lo cual una maldición divina hace que llegue mi colectivo y el tipo de Vialidad baje la bandera y corte esta mano en la que voy yo...y el viaje es a paso de tortuga. Cuando no es noche y hay choque en cadena en el puente, por lo cual no sé si quedarme en una ciudad, en la otra o armar una carpa en el Colastiné...
    Y la dejo porque larga el Antivirus y Hermes o hace una cosa o hace otra.
    Un abrazo solidario desde los Entre Ríos, y ya vendrán tiempos mejores. Cuídese y sepa que yo la leo y me gusta muchísimo, ña Sauria.

     
  • A la/s 7/02/2005 8:34 a. m., Anonymous Anónimo dijo...

    Al mal tiempo buena cara, decía Frankestein (frase célebre de mi padre que sostiene haber sido meado por un dinosaurio).

     
  • A la/s 7/02/2005 9:39 a. m., Blogger Unknown dijo...

    Doña Sauria, está usted enlazada con nosotras en Comentaristas Dispersas.
    Como ve, la queremos mucho y esperamos su visita.
    ;)

     
  • A la/s 7/02/2005 11:38 a. m., Anonymous Anónimo dijo...

    boluuuuuuuuu!!!!

    me hubieras contado!!! le jugaba 10 pesos al 17 de recabeza... o en su defecto al 71.

    bechos y acordate que vienen tsunamis de mierda de vez en cuando, pero pasan.

     
  • A la/s 7/02/2005 1:33 p. m., Blogger DarkEdu dijo...

    Sauria no tendrá esto que ver con el Karma??? que otras cosas non sanctas hiciste en vidas pasadas (o en esta)??
    Yo creo que si uno cree en la mala suerte la va a tener, pero si sos yeta no hay con que darte!!
    EL otro día conversaba con guilloip del tema: "vos creés que haya personas con suerte?" me preguntó, "yo conozco personas con suerte!!", ahi me preguntó como conciliaba esa idea desde un punto de vista científico, mi respuesta tuvo que ver con la estadistica: hay personas que se le dan más cosas buenas que malas y están sus antitetis, pero en promedio a todos nos pasan cosas buenas y malas por igual.

     

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