sauria 2.0

Me tiro bajo el escritorio atrás de la cpu (seh, seh, en plena era tecnológica sigo manteniendo este tipo de destreza física, que no se me entumezca, por favor!) para enchufar el cable USB de mi MP4 player (alias "el coso fucsia", cortesía de El Pibito, que es también bastante fucsiecita, aunque me dice que ahora, já, que ahora, le salieron moretones en su cuerpecito por mi culpa, sí claro...) para copiar los mp3 y los mpg que me bajé con el bit torrent, aprovechando la conectividad wifi free que capto gracias a la placa de red inalámbrica (también USB) que traía mi amigo el Manú en el mochila un día de esos en los que estaba de paseo por Rosario.

Aun con el oído abollado (el otro día hablando por Skype con un amigo, me enterré el headset en la cara cuando intenté atender el teléfono sin darme cuenta que tenía los orificios ocupados, jeje)
me clavo los auriculares en las orejas y el mp4 en el bolsillo derecho del pantalón, y ya no escucho más nada, solo ¿tango electrónico? (puede pasarte!). Desenchufo el cargador de pilas (10 hs, ni más ni menos, para 4 baterías doble A) y dos van a la cámara, y dos al estuche de la cámara para cuando me quede sin energía en plena sesión fláshica aputando al infinito o a algún perro de la calle. Nunca salgo sin ella, los que me conocen pueden dar fe.

A las corridas manoteo el celular, anoche lo cargué sobre la cama a riesgo de electrocución de los resortes del colchón, pero sucede que también lo uso como despertador y lo quiero cerquita, cerquita para apagarlo cada 5 minutos y seguir durmiendo un poquito más. Al celu en vibracall (es al pedo que suene, tengo las orejas ocupadas!) me lo inserto en alguna parte de mi organismo que me avisará cuando me llegue algun sms del tipo "rdsi vos tenes mi pendrive?" "no, aéreo, lo dejaste arriba de tu palm". Que me vibra el vibracall y a veces corriendo por la calle ni lo siento tampoco, entre tanta ropa invernal.

Y así me voy al recital de Pedro Aznar de domingo a la tarde en la Feria del Libro, y con la camarita capturo una partecita de Pedro cantando "Confesiones de inverno" (ah, éramos tan hippies!) y lo subo a Youtube y lo comparto ahora con ustedes. Sí, a 10 metritos a mano de Pedro estuve. Cómo lo amo!

Mientras el recital trancurre me llama al celu el fan HL y no puedo escucharlo ni sentirlo vibrando porque la vibra del lugar me acapara los sentidos, y a la salida me dice: "boluda (seh, me trata así de cariñosamente) te estaba llamando porque tenía que ir al camarín de Pedro a saludarlo, qué boluda que sos, vos te lo perdiste" y ay ay ay! maldita tanta tecnología, para qué cuernos me sirve cuando más la necesito! (cuchame, queridito, estoy en un recital, pretendés que atienda el teléfono? un poco de ética aún me queda!)

Al día siguiente paso por mi laburo 2 en donde me ensartan un grabador digital para hacer una entrevista a alguien que ni conozco, ay, ay, y me voy al laburo 1 con la idea cada vez más afianzada de grabar a estas personajes con el sólo fin de compartir con uds. las trascendentales charlas matinales de las empleadas públicas, para horror de todos los antonios gasallas del mundo, porque la realidad siempre supera la ficción. Y la grabo a la Loren (y mi voz, la que sigue es mi voooz, qué primicia más hermosa, puaj, que no me da para locutora, insisto) y llego a casa, culo al norte USB CPU escondida abajo del escritorio y bajo el audio mientras bajo Audacity de internet y lo instalo y lo corto y lo exporto como mp3 compatible con Divshare, acá, acá está el Divshare que si hacen click en play me escuchan a mí y a mi compa.

Bien, los dejo, tengo una tarta de espinacas en el horno y unos apuntes de economía solidaria que leer para mañana para mi entrevista. Me retiro de la compu con la certeza de que el resto del mundo está muy lento y aburrido y de que mi madre me dirá que escribo dificil. Y que "ella a mi edad tenía 3 hijos y cargaba bolsos llenos de pañales cochecito plegado en el colectivo y los 3 mocosos pidiendo golosinas" y yo simplemente, llevo la mochila llena de cables. Qué va a ser...