deportivas

Cuchame, cuarentoncito, qué te pensás que porque tengas ese pedazo de lomo atlético infernal y te banques varias vueltas sin parar, me vas a poder echar esas miradas con total impunidad? Cuchame, querido, soy un ser humano, una persona, no un pollo al horno con papas que corre por el parque Urquiza. Mextraña, habiendo tantas pibitas en calzas y bronceadas, perdés el tiempo relojeandome a mí, que apenas si puedo arrastrarme sin perder un pulmón en el intento.

Ta bien que yo en la primera vuelta que te crucé justo me estaba sonriendo por un chiste que me contó un amigo, pero tampoco era para que te lo tomes tan a la tremenda! Y que en la segunda justo me llamó la atención el contraste del color de tus brazos con tu musculosa verde, pero en la tercera ya bajé la vista con pudor, y en la cuarta justo me distraje mirando a los viejitos jugar a las bochas, pero tampoco me perdonaste en la quinta ni en la sexta, donde ya no tenía mas excusas para no mirarte.

Casi casi, te digo, que me siento en un banco a esperar que pases para que definas esta situación querido! Qué te pasa? querés entrenarme? viste en mí un diamante en bruto, una potencial maratonisma? Seamos claros, cuarentoncito, somos gente grande!

(la chica delira, 5 km por día, 500 metros de trote, 4.500 metros de arrastre babosil... así no vas a llegar a ningún lado, querida...)