la cúlpula de la rúcula!
Desde hace varios días que tengo un deseo irrefrenable de comer rúcula. Será que entre tantos sandwichitos de miga, el cuerpo me pide un poco de verduras. De pronto me he soñado en campos de rúcula arrasando la plantación cual langosta. Inclusive, ayer por la tarde, estuve oliendo rúcula todo el tiempo. Se me acercaban mis compañeros/as de trabajo y yo olfateaba en sus perfumes un dejo a rúcula. En fin...
Ayer a la noche cuando salí de trabajar del instituto, Homero me pasó a buscar y fuimos al barcito frente a la Facultad de Derecho, más exactamente en Balcarce y Córdoba, donde hacen la mejor ensalada de rúcula, champignon, palmitos y pollo del mundo ("ensalada Diana"). A Homero, por supuesto, nada de vegetales, el tipo se pidió una abundante picada de milanesa, pickles, aceitunas, queso, y demás graceses. Todo esto regado con una Quilmes como no podía ser de otra manera (todas las otras bebidas se nos van del presupuesto).
Comimos felices, devoré esa increible planta de rúcula (minutos antes le dije a la moza: "muuuucha rúcula, flaca, eh") y Homero de a poquito también se trabajó la picada (je, yo colaboré un poco, claro está, mi instinto voraz hace que siempre me saltee el límite de mi propio plato).
Terminamos de comer, pedimos la cuenta, $18,50. Homero paga con $20 (después arreglamos mitad y mitad, Homero es pobre) y traen de vuelto, sabrán calcular, $1,50. Hasta acá todo bien. Ahora viene lo asombroso:
Homero, monedas en mano, me dice: -esto se lo dejamos a la moza de propina.
Sauria, atónita, lengua afuera: -(......)
Homero: -Qué mirás, enferma!
Sauria: -te enamoraste, te enamoraste, admitilo, te enamoraste de la moza. Te gusta. No lo puedo creer. En la perra vida das una propina, siempre al salir de los bares peleamos tres horas y me discutís por qué le deje al tipo $1 y yo te tengo que decir que seguro que trabaja como negro por dos mangos, y estamos 3 horas peleando y bla bla bla!!
Homero, ruborizado, sigue defendiendo su insostenible postura: -Nah, la mina nos atendió bien, fijate que nos preguntó qué queríamos comer...
Sauria: -te enamoraste, la amás, basta, admitilo...
Y entre "que no", "que sí", "que no", "que sí", y varios ofrecimientos solidarios de mi parte del tipo "toma, Home, te doy las llaves de la casa de mi abuela que no hay nadie, dale, dale, no seas gil, dejale tu teléfono, dale, dale, aprovechá", nos levantamos de la mesa y ahi quedó el manojito de monedas para la atenta, servicial y eficiente moza con tremenda delantera.
Casi, casi, Sauria, casi casi te librás de Homero de una buena vez!! tendrás que seguir pensando estrategias, hacele caso a tu olfato ruculiento...
Ayer a la noche cuando salí de trabajar del instituto, Homero me pasó a buscar y fuimos al barcito frente a la Facultad de Derecho, más exactamente en Balcarce y Córdoba, donde hacen la mejor ensalada de rúcula, champignon, palmitos y pollo del mundo ("ensalada Diana"). A Homero, por supuesto, nada de vegetales, el tipo se pidió una abundante picada de milanesa, pickles, aceitunas, queso, y demás graceses. Todo esto regado con una Quilmes como no podía ser de otra manera (todas las otras bebidas se nos van del presupuesto).
Comimos felices, devoré esa increible planta de rúcula (minutos antes le dije a la moza: "muuuucha rúcula, flaca, eh") y Homero de a poquito también se trabajó la picada (je, yo colaboré un poco, claro está, mi instinto voraz hace que siempre me saltee el límite de mi propio plato).
Terminamos de comer, pedimos la cuenta, $18,50. Homero paga con $20 (después arreglamos mitad y mitad, Homero es pobre) y traen de vuelto, sabrán calcular, $1,50. Hasta acá todo bien. Ahora viene lo asombroso:
Homero, monedas en mano, me dice: -esto se lo dejamos a la moza de propina.
Sauria, atónita, lengua afuera: -(......)
Homero: -Qué mirás, enferma!
Sauria: -te enamoraste, te enamoraste, admitilo, te enamoraste de la moza. Te gusta. No lo puedo creer. En la perra vida das una propina, siempre al salir de los bares peleamos tres horas y me discutís por qué le deje al tipo $1 y yo te tengo que decir que seguro que trabaja como negro por dos mangos, y estamos 3 horas peleando y bla bla bla!!
Homero, ruborizado, sigue defendiendo su insostenible postura: -Nah, la mina nos atendió bien, fijate que nos preguntó qué queríamos comer...
Sauria: -te enamoraste, la amás, basta, admitilo...
Y entre "que no", "que sí", "que no", "que sí", y varios ofrecimientos solidarios de mi parte del tipo "toma, Home, te doy las llaves de la casa de mi abuela que no hay nadie, dale, dale, no seas gil, dejale tu teléfono, dale, dale, aprovechá", nos levantamos de la mesa y ahi quedó el manojito de monedas para la atenta, servicial y eficiente moza con tremenda delantera.
Casi, casi, Sauria, casi casi te librás de Homero de una buena vez!! tendrás que seguir pensando estrategias, hacele caso a tu olfato ruculiento...
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