yendo los saurios

miércoles, 10 de mayo de 2006

Ayer por fin llevamos a la Mini a esterilizar. Pobrecita bicha... todavía está media mongui, muy cansadita, pero por suerte está comiendo bien y tomando bastante agua y eso es un buen indicio.
La llevamos a operar al Instituto Municipal de Salud Animal (IMUSA) y la verdad que no me puedo quejar por el laburo que hicieron, ya que el animal está vivo y recuperándose. Pero si me preguntan qué le hicieron, supongo que le sacaron los ovarios, no sé bien, porque nadie nos explicó nada.
La verdad, uno de los puntos en contra de este lugar es que nadie explica nada. Ni siquiera cuando preguntás... Qué se yo, no se trata de darte una clase de anatomía, pero al menos explicarte un poco qué van a hacer con el animal que tenés a cargo...

Entonces ayer, con muchos miedos e incertezas, metimos a la Mini en un bolsito, subimos a un taxi y allí nos dirigimos. En la recepción más o menos decente que tiene el Imusa (pintada, logo de la municipalidad, pisos blancos, olor a creolina) nos dan una ficha y nos dicen: vayan por el pasillo (entrada de autos) y a la derecha está la puerta y esperá que te llamen.

Ahí el panorama cambiaba un poco: al final del pasillo un portón de alambre tejido, donde se veían todas las "perreras" y animales de todo tipo, salidos de todas las películas de terror donde están los animales mutilados y flacos y sarnosos y se arrastran en sillas de rueda o se le ven las costillas o se les pegotean los ojos.

En la fila de espera, 3 o 4 perros, algunos de ellos de la calle, otros caseros con sus dueños preocupados. Media hora después, con la Mini aún adentro del bolsito que maullaba y llorisqueaba, esperando bajo el frío aire del mediodía, sale el "carnicero" y nos hace pasar a una sala mugrienta, con mesadas de goma o de madera, no recuerdo, algunas jaulitas desvencijadas y un terrible olor penetrante a animal podrido mezclado con desinfectante.

Me dice el tipo: tenela, que le pongo la anestecia. Eso hacemos, la Mini se inquieta un poco y el tipo me dice: "Metela en la jaula... esperá, a ver, está limpia la jaula? Sí, dale, metela". La Mini entró en la jaula y empezó a "ladrar" (GGZZZ!! sacando los dientes) con furia. Claro, demasiada mugre ajena había en la jaulita.

La pasamos a buscar en una hora, yo estuve todo el tiempo con el cortado doble que me subía y me bajaba por el esófago. Cuando llegamos, fue lo peor de lo peor, porque en esa hora que la Mini estuvo en ese lugar, se impregnó de todo el dolor y el olor y la imagen de película de terror que se repite, porque estaba dentro de la jaulita, arrastrándose sin poder moverse demasiado, con los ojitos en blanco y la lengua afuera. Ahí me entró una desesperación que casi me muero, entonces la envolví en un toallón y nos fuimos y fue un viaje interminable, mientras la gata gemía y queria escaparse (sin poder ni moverse).

Luego llegamos a casa, y entonces me la senté upa, y ahí estuvo más de 3 horas durmiendo y gimiendo sobre mi falda mientras yo hacía repulsivo zaping en la tele, pero se tranquilizó y se fue recuperando de a poco, y a la noche ya caminaba un poco y los ojos los tenía bastante normales.

Ahora ya todo está pasando, la Mini todavía está media tontis, es lógico, y Homero y yo estamos medio tontis también, porque no fue una experiencia para nada agradable.

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