29.1 desaprender

Y bueno, ya comienza la cuenta regresiva (en realidad, esta será una cuenta "progresiva") hacia mis 30 añitos, que no es poca cosa.

Si bien hay muchas cosas que no he logrado (recuerdo el bajonazo de mi amigo Cristian cuando cumplió sus 30, y yo en aquel entonces pensé: no quiero llegar taaan hecha mierda a los 30! al menos, estaré recibida, já, minga!!), prefiero pensar en las que sí he logrado: un maño. (curiosos por la definición de "maño"? consultar con las abuelas...) pero mi consuelo ante el maño logrado es que... ¡no soy la única! Pertenezco a una generación de gente enmañada, que babea y mira al horizonte, sin demasiadas pretensiones. En fin, lo importante es tomarlo con humor.

Lo bueno de tener casi 30 y aún no saber qué hacer de la vida, es que todavía tengo la posibilidad de todos los caminos, me encuentro en un estado virginal de potencialidades. Lo malo de tener casi 30 y aún no saber qué hacer de la vida, es el temor de creer que este desconcierto pinta para rato largo, con la pérdida de tiempo y energías que esto supone.

Lo cierto es que el cambio de década no es joda. Y me pregunto si hace 10 años atrás, en mis lustrosos 20 añitos, era más feliz. La respuesta era sí, era más feliz. Pero era una tonta, una ingenua a la enésima potencia. Dicen por ahí que el dinero no hace a la felicidad: y no, no lo hace. La ignorancia hace a la felicidad, sepanlón. Recuerdo uno de los más importantes preceptos de mi sensei el Pipo Martinez: "Acá tenemos que desaprender muchas cosas", nos dijo un día, mientras el Luisma trataba de enseñarnos a usar el Linux, luego de años de cabeza microsofteada. Y me iluminó, porque nada de lo que diga un sensei debe tomarse literalmente, a la ligera. Y sí, habrá que desaprender muchas cosas, sería una solución. Será posible? digo... será posible sin llegar al extremo del mazazo en la cabeza?. He aquí la cuestión...