tomate
(Realmente, me tiene sin cuidado el precio del tomate. Hay cosas que me salen mucho más caras, por ejemplo, Drexler cantando a Neruda)
Oda al tomate
La calle
se llenó de tomates,
mediodía,
verano,
la luz
se parte
en dos
mitades
de tomate,
corre
por las calles
el jugo.
En diciembre
se desata
el tomate,
invade
las cocinas,
entra por los almuerzos
se sienta
reposado
en los apradores,
entre los vasos,
las mantequilleras,
los saleros azules.
Tiene
luz propia,
majestad benigna.
Debemos, por desgracia,
asesinarlo:
se hunde
el cuchillo
en su pulpa viviente,
es una roja
víscera,
un sol
fresco,
profundo,
inagotable,
llena las ensaladas
de Chile,
se casa alegremente
con la clara cebolla,
y para celebrarlo
se deja
caer
aceite,
hijo
esencial del olivo,
sobre sus hemisferios entreabiertos,
agrega
la pimienta
su fragancia,
la sal su magnetismo:
son las bodas
del día,
el perejil
levanta
banderines,
las papas
hierven vigorosamente,
el asado
golpea
con su aroma
en la puerta,
es hora!
vamos!
y sobre
la mesa, en la cintura
del verano,
el tomate,
astro de tierra
estrella
repetida
y fecunda,
nos muestra
sus circunvoluciones,
sus canales,
la insigne plenitud
y la abundancia
sin hueso,
sin coraza,
sin escamas ni espinas,
nos entrega
el regalo
de su color fogoso
y la totalidad de su frescura.
(Pablo Neruda, Odas elementales, 1954)
Oda al tomate
La calle
se llenó de tomates,
mediodía,
verano,
la luz
se parte
en dos
mitades
de tomate,
corre
por las calles
el jugo.
En diciembre
se desata
el tomate,
invade
las cocinas,
entra por los almuerzos
se sienta
reposado
en los apradores,
entre los vasos,
las mantequilleras,
los saleros azules.
Tiene
luz propia,
majestad benigna.
Debemos, por desgracia,
asesinarlo:
se hunde
el cuchillo
en su pulpa viviente,
es una roja
víscera,
un sol
fresco,
profundo,
inagotable,
llena las ensaladas
de Chile,
se casa alegremente
con la clara cebolla,
y para celebrarlo
se deja
caer
aceite,
hijo
esencial del olivo,
sobre sus hemisferios entreabiertos,
agrega
la pimienta
su fragancia,
la sal su magnetismo:
son las bodas
del día,
el perejil
levanta
banderines,
las papas
hierven vigorosamente,
el asado
golpea
con su aroma
en la puerta,
es hora!
vamos!
y sobre
la mesa, en la cintura
del verano,
el tomate,
astro de tierra
estrella
repetida
y fecunda,
nos muestra
sus circunvoluciones,
sus canales,
la insigne plenitud
y la abundancia
sin hueso,
sin coraza,
sin escamas ni espinas,
nos entrega
el regalo
de su color fogoso
y la totalidad de su frescura.
(Pablo Neruda, Odas elementales, 1954)
Etiquetas: arte, literatura, música, saudades
3 Comentarios:
A la/s 10/11/2007 3:30 a. m., Estar latiendo dijo...
Una obra maestra...
(¿otra de las acciones de su poeta del contestador?)
besos:
Ju
pd: ¿adónde se va por los blogs? Cuenta, cuente... (dichosa)
A la/s 10/11/2007 8:19 p. m., sauria es una mutante! dijo...
Estar latiendo, no, este no es del poeta enmascarado! (es que muuy feo el pobre poeta! ja!). A este me lo busqué yo solita :o)
Usted me pregunta qué blogs visitos? ay, últimamente con suerte entro al mío!!
besos!
A la/s 10/12/2007 2:26 a. m., Estar latiendo dijo...
No, me refería al hecho de que hizo mención en un comment sobre que viajaba por temas bloggeriles...
besos chusmas:
Ju
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