yendo los saurios

lunes, 23 de agosto de 2004

"escenas de la vida conyugal"

Sábado a la noche... embole absoluto (sin plata, sin ganas, con frío, ni una pelicula interesante)
Lo miro a Fabricio , Fabricio me mira (no, no se imaginen ninguna escena de erotismo, ni miradas lascivas, sino más bien la mirada de un bovino que lleva rumiando el mismo pasto desde hace 4 años)
Sin mover los labios (qué fatigoso!) de pronto, hablo: "Fabricio, vení que te hago una limpieza de cutis". El otro, que ya me conoce, y conoce mi obstinación, ni chista y pone su cara a mi merced (otro día les cuento de mis prácticas peluqueriles con su pelo). Ahí nomás lo empasto todo, menjunjes de diversos colores, sabores y aromas mientras el otro ojea la tele . Luego de procedimientos dolorosos, pinzas de depilar y otros manoseos abruptos, enguajo con abundante agua tibia y listo (sí, listo... "estamos listos", no hay nada que hacer, irremediablemente es la misma cara de siempre)




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